martes, 29 de marzo de 2016

Tinta Libre: "Groucho, profeta filosofal"

Con un poco de retraso debido a la celebración de las pascuas cristianas, y tres días por detrás de Cristo, resucitamos nuestra sección "Tinta libre". Recuerden que en este espacio escribo sin ataduras, depende de la vertiente por la que sople el viento.

Hoy, por ser el segundo post de esta sección semanal; me veo en la tesitura de complementar mi crítica a los valores del ser humano - en este caso, a la ausencia de ellos - y para ello emplearemos analogías cinematográficas - si, nos encantan; el cine es una de las cosas por las que la vida merece la pena.

Aquí comienza:

"Groucho Profeta filosofal"

El mundo está lleno de personas. Eso es algo que todos sabemos y aceptamos. Irremediable y cierto. Sin embargo, cuando planteamos que mide el valor de cada una de ellas, el fango comienza a llegarnos a las rodillas. Son muy políticamente correctas esas afirmaciones del tipo "todas las vidas humanas valen lo mismo", y bien cierto es. Pero, ¿cuántos millones de personas en el mundo hablan de "Fulano" el pescadero de la 13 Rue?...Lo cierto es que ninguno.

Mirando a la nada...pensando en todo


Por contra, todo el mundo recuerda a deportistas, políticos, dictadores, escritores...Realmente vale esto de algo. ¿Convierte la ansiada fama a un hombre en mejor persona?...Ciertamente no resulta relevante. Lo único que define al hombre es su relación con el mundo. Lo que llamaríamos principios y valores. Habitualmente se nos llena la boca hablando de estos- unos dandoselas de tenerlos, y otros arremetiendo contra quien los exhibe- de su importancia, de su ausencia. Pero la simple observación nos demuestra que estas "bestias mitológicas" del pensamiento y la ética, si algún día existieron, hoy rara vez se dejan ver.

Tras la innumerable ración de guerras, conflictos, disputas que asolan a diario los 5 continentes a escalas macro y micro- desde las guerras mundiales, hasta las disputas por ver quien se cuela en la cola de la panadería- se trata de localizar al culpable, aquel ente diabólico que ha pervertido los valores morales de la noble sociedad. Por ejemplo, nos encanta asumir que Stalin se basto el solito para llevar acabo el "Holodomor" o que fue Adolf quien uno por uno exterminó a los judíos en el "holocausto". Pero esa no es la realidad. Lo que sucede es que millones de personas, traicionaron sus valores éticos una vez cuando apoyaron esas aberraciones, y volvieron a faltar a ellos cuando pisotearon su lealtad a las ideas de estos movimientos juzgando y martirizando a sus líderes, que al fin y al cabo cometieron la misma falta que ellos mismos.
La moralidad nos la fumamos en los habanos
Grandes "mitos" como Ernesto Guevara, o Vladimir Ilich, tuvieron la suerte de no ver la resolución de sus respectivas luchas. ¿Que diría el Che al ver a su pueblo morir de hambre ante la hipocresía de Fidel?...Creo que al menos le recomendaría leer el manifiesto comunista, donde Marx específica que la revolución comunista ha de ser un movimiento global; de nada sirve aislarse y menos si ya de por si eres una isla. Pero el propio Ernesto lo decía, un pueblo que no sabe leer, es un pueblo fácil de engañar. El líder traicionó sus valores, y sus seguidores no fueron menos...tan culpables ambos.
Socialista...y con un buen par de Rolex


Los ejemplos anteriores es solo una muestra mediática de lo que sucede a diario. Cuántos padres, hijos, hermanos, amigos...rompen a diario con los valores que les unen por intereses egoístas - ya sean de matiz económico, social...etc - que dicen muy poco en favor de ellos mismos. La empatía, al igual que el respeto por los que habitan tu mismo planeta, y hacen tanto por ti a diario, reza por su ausencia.

Si filósofos como Kant, Hegel, Marx...vieran la evolución del desorden global desde el punto en que abandonaron su lugar entre los vivos, se replantearían escribir tan indispensables  ensayos, y buscarían un oficio más relajado. Pues la moral, los principios y los valores han caducado. Los cóctel molotov en forma de traiciones a la ética, vuelan en todas direcciones, y a diferencia de en el cine, ya no quedará ningún Robert Duvall que disfrute del olor del Napalm por la mañana. Sino que ya no amanecerá mas para nuestra raza, y el inabarcable genio Groucho Marx habrá profetizado la filosofía que marcará nuestro final... "Tengo unos principios, pero si no le gustan tengo otros".
Estás disculpado Groucho



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